Un monopatín eléctrico, también llamado e-board, no es más que lo que el término indica, un medio de transporte sobre un skateboard, patineta o monopatín (según donde estés). Dependiendo del modelo, la velocidad se controla mediante un mando inalámbrico o bien un sensor de peso. Y la dirección? igual que un skate tradicional, con el movimiento de hombros, caderas y piernas.
Historia del skate eléctrico
El origen del primer skate autopropulsado lo encontramos en el Motoboard, un skate con motor de gasolina lanzado en 1975, que casualmente fue prohibido en California en 1997 por polución ambiental y acústica. Lo que dio paso a la evolución natural, el skate eléctrico. El primero se le atribuye a un tal Louie Finkle, el pionero en lanzar un skate eléctrico sin cables en 1997. Pero no fue hasta 2005 cuando los motores y baterías de los skates eléctricos empezaron a mejorar consiguiendo una aceleración y duración aceptable. Y en esta ultima década es cuando se han ido lanzando numerosos proyectos de crowdfunding (kickstarter, indiegogo) que han permitido evolucionar gracias a la innovación y apoyo colaborativo este fabuloso medio de transporte y ocio.
Diseño del monopatín eléctrico
El diseño de los monopatines eléctricos modernos ha evolucionado mucho desde que los avances tecnológicos lo han ido permitiendo. Las baterías, por ejemplo han dictado la forma de las tablas en muchos modelos hasta ahora. Como el rango y velocidad que permiten alcanzar está condicionado por la potencia, tamaño y número de celdas, muchos fabricantes se han visto obligados a lanzar los monopatines eléctricos en versión longboard. Al ser más largos cabían más celdas de baterías, aumentando todavía más el peso. No era raro encontrar al principio skates eléctricos de hasta 15kg de peso. Hoy en día disonemos en el mercado de una nueva generación de modelos que gracias a la tecnología de fabricación, composición de materiales y avance de baterías, permiten ofrecer skates eléctricos de tamaño penny y apenas 3kg de peso. Muchos de ellos que podemos encontrar en grandes superficies son “juguetitos” de bajo precio, y a la par, baja calidad. Cuando rodamos un skateboard eléctrico alcanzamos velocidades que normalmente no estamos acostumbrados a rodar en un skate. Si además rodamos con una tabla demasiado pequeña va a ser más difícil controlarlo y patinar de forma estable. La clave es encontrar un balance equilibrado entre estabilidad, comodidad y potencia, normalmente lo conseguiremos con tablas de unos 60cm de largo para decks cortos o 90cm para longboards, con la mayor separación posible entre ejes.
Los primeros skates eléctricos fueron diseñados para rodar sobre las mismas superficies que coches. Algunos riders los usaban principalmente como transporte, otros se inclinaban por el cruising o actividades deportivas. Nuevos modelos y diseños han cubierto el nicho de los que buscan adrenalina con los modelos off-road. Estas tablas son más largas y ruedas más grandes, nos permiten rodar sobre hierba, gravilla, polvo, e incluso arena dura.
La mayoría de skates eléctricos se manejan con un control remoto que llevas en la mano. Acelerar es tan sencillo como apretar un gatillo, mover un mini joystick o girar una ruedecilla. La mayoría de estos mandos permiten frenar e incluso invertir la dirección de la marcha.
También ha habido un importante cambio en la composición de las tablas, de la madera laminada de arce, luego cubierta de fibra de vidrio, al bambú y últimamente fibra de carbono, en nuestro artículo que explica cómo elegir tu skate eléctrico hay un apartado sobre composición de la tabla.
Motores
Existen skates eléctricos con configuraciones de uno, dos y cuatro motores. En los primeros modelos los motores transmitían la potencia a las ruedas mediante correa dentada. Últimamente se tiende más al uso de ruedas motrices gracias al desarrollo de los motores hub que emplean un motor de imanes permanentes (brushless motor) integrado en la rueda.
Aunque los motores de correa han estado durante más tiempo y tenían buena aceleración, son más ruidosos, entregan la potencia de forma menos directa y ofrecen más problemas de mantenimiento y deslizamiento en modo no eléctrico que los nuevos motores dentro de las ruedas.
En estos nuevos modelos apenas hay fricción al rodar sin potencia, si te quedas sin batería después de unas horas de uso puedes volver tranquilamente patinando como un skate tradicional. Si quieres saber más sobre motores eléctricos para skateboarding te aconsejamos leer el artículo qué hace excepcional a un motor eléctrico.
Esperamos que os haya ayudado esta pequeña guía sobre la historia del monopatín eléctrico. Puedes dejar tu comentario abajo o contactar con Tomahawk Skateboards para cualquier duda. Estaremos encantados de escucharte.